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SIGO COMO DIOS

Hace poco vi una película que se titula “Sigo como Dios”, protagonizada por Steve Carell y Morgan Freeman. La película es una comedia que nos podrá gustar más, menos o nada según nuestras preferencias.

Steve Carell interpreta el papel de Evan Baxter, un congresista recién elegido al que Dios (interpretado por Morgan Freeman) le pide que construya un arca, como Noé. Van sucediendo un montón de situaciones y, en un momento dado, la mujer de Evan y sus hijos le abandonan. Estando comiendo en un restaurante de carretera, se produce esta conversación entre la mujer de Evan y Dios (que se manifiesta en forma de un camarero). Para mí, esta escena encierra una reflexión muy interesante que quiero compartir con vosotros.

Dios ve apesadumbrada a una mujer que está sentada frente a una mesa del restaurante y se dirige a ella:

–       (Dios): ¿Se encuentra bien?

–       (Mujer): Sí… no… Es una larga historia.

–       (Dios): Me encantan las historias. Yo me considero un narrador, en cierto modo.

–       (Mujer): Mi marido… ¿ha oído hablar del Noé de Nueva York?

–       (Dios): Ja, ja, ja… El del arca de madera.

–       (Mujer): Ese es.

–       (Dios): Me encanta esa historia, Noé y el arca. Hay muchos que se confunden y creen que fueron la cólera y la ira de Dios. Les encanta cuando Dios se enfada.

–       (Mujer): Pues la historia del arca, ¿de qué trata?

–       (Dios): Verá. Creo que es una historia de amor. Habla de creer en los demás. Los animales aparecieron en parejas, se mantuvieron juntos, codo con codo, igual que Noé y su familia. Todos entraron en el arca en pareja.

–       (Mujer): Pero mi marido afirma que Dios le dijo que lo hiciera. ¿Qué puedo hacer?

–       (Dios): Quizá es una oportunidad. Le haré una pregunta: si alguien pide paciencia, ¿cree que Dios le da paciencia? o ¿le ofrece la oportunidad de ser paciente?; si le pide valor, ¿cree que Dios le da valor? o ¿le ofrece la oportunidad de ser valiente?; si alguien reza para que su familia se mantenga unida, ¿cree que Dios le concedería sentimientos de cariño y ternura? o ¿le daría la oportunidad de quererse mucho?

Independientemente de las creencias de cada uno, la manera en que miramos lo que nos sucede es muy importante para resolver satisfactoriamente una situación. Podemos ser negativos y quejarnos de la mala suerte que tenemos, de que no podemos hacer nada o más de lo que estamos haciendo, de que no somos los culpables de lo que nos pasa, etc. ¿Nos sentimos bien así?

¿Qué sucedería si viésemos lo que nos sucede como una oportunidad para superar los “límites” de cada uno? ¿En qué momento perdimos la conciencia de que la preocupación en una situación es porque no hemos entendido aún lo que está en juego en ella? ¿lo que está en juego de nosotros en ella? ¿lo que simboliza y supone la situación para nosotros? ¿Nos sentiríamos mejor si comprendiéramos qué hay detrás de todo eso? ¿Emprenderíamos desde ese lugar acciones distintas a las que estamos acostumbrados?

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