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PRÓXIMA ESTACIÓN: GREGORIO MARAÑÓN

Si ser médico…

     es entregar la vida

     a la misión elegida.

Si ser médico,

     es hacer de la ambición nobleza;

     del interés, generosidad;

     del tiempo, destiempo;

     y de la ciencia, servicio

     al hombre que es el hijo de Dios.

Si ser médico,

     es no cansarse nunca de estudiar

     y tener, todos los días, la humildad

     de aprender la nueva lección

     de cada día.

Si ser médico,

     es amor, infinito amor,

     a nuestro semejante y acogerlo,

     sea quien sea, con el corazón

     y el alma abiertos de par en par.

Entonces, ser médico,

     es la divina ilusión de que

     el dolor, sea goce;

     la enfermedad, salud;

     y la muerte, vida.

Gregorio Marañón.

Siempre que paso por la estación Gregorio Marañón del metro de Madrid leo este escrito del gran maestro de la medicina el Dr. Gregorio Marañón. En estos tiempos donde la sociedad está experimentando un vuelco total en todos los sentidos, es más necesario aún recordar la humildad y el trabajo de maestros médicos como él.

Son tiempos donde hay intereses económicos, donde se olvida las vocación que nos impulsó en un principio, donde el tiempo dedicado al ser humano que tenemos delante brilla por su ausencia la mayoría de las veces, donde la apertura a incorporar nuevos conocimientos (muchas veces son más antiguos que los actuales) da miedo porque significa encontrar un nuevo espacio, donde el humanismo se está perdiendo…

Todo esto se puede aplicar a la medicina o a lo que queramos. Afortunadamente, también son tiempos en los que muchas personas se esfuerzan por cambiar a mejor.

El Dr. Marañón nos recuerda en este breve texto una serie de valores que son de gran tesoro para todos, médicos o no. Recordemos que, por encima de nuestra profesión, somos personas. Y que tratarnos con amor es la mejor de las medicinas.

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