¿Te has preguntado alguna vez “por qué me pasa esto a mí”? O como diría Almodóvar, ¿qué he hecho yo para merecer esto”?
Nos hemos acostumbrado a hacer las cosas sin pararnos a sentir y pensar si eso nos viene bien. Desde pequeños vamos adoptando hábitos de todos los que nos rodean: padres, familiares, amigos, sociedad, etc. Con el tiempo vamos creyendo que las cosas son como vemos a nuestro alrededor.
Nos hemos creído que la enfermedad es algo que está fuera de nosotros y que, por arte de magia o de mala suerte, se nos cuela dentro. Ante esto nos sentimos indefensos, sin saber si podemos hacer algo para evitar estar mal o cuándo se acabará. ¡Es mejor prevenir que lamentar! Dice el refrán.
¿Prevenir significa comer 5 raciones de fruta y verdura al día? ¿hacer deporte todos los días como si fuera la vida en ello? ¿yoga y meditación? ¡Y tantas cosas más que dicen por ahí! Uff… ¿Acaso somos máquinas y debemos ser autómatas obsesionados por nuestro cuerpo? Todo eso está muy bien, pero en su justa medida. O cambiamos la visión de nosotros mismos o seguiremos obsesivamente la última moda para no estar mal.
Para prevenir es necesario ser activos con nuestra salud. Debemos entender que la salud no es un estado, sino un proceso que está siempre en movimiento. Es imposible estar sano y ya está. Si piensas así, entonces come una vez y ya está, porque como ya has comido para qué vas a volver a comer.
Debemos ser responsables de nuestra salud. No vale con ir al médico cinco minutos y que nos den una pastillita para que nos quiten lo que tenemos, como si no fuera con nosotros ¡A ver cuándo nos damos cuenta de que hemos enfermado porque seguimos haciendo algo que va en nuestra contra! ¿Aún pensamos que el organismo es tonto y le da por enfermar porque sí, porque le gusta estar mal?
El primer paso en la prevención es asumir que nuestra vida es precisamente eso. Que no somos máquinas con un cuerpo, sino que como personas tenemos también una mente, unos sentimientos y un alma, y que estaremos sanos si hacemos caso a lo que nos dice cada una de esas “parcelas”.
Necesitamos comer más o menos bien y hacer algo de ejercicio… ¿y qué sucede con nuestros pensamientos, ilusiones, motivaciones…? ¿aún creemos que seguir frustrados y mirar a otro lado o quejarnos es una solución? ¿nos sentimos bien así? Solemos pasar por alto todas estas cuestiones creyendo que todo eso que dejamos de lado no va a tener un impacto en nosotros. Atender a estas cuestiones también es fundamental para conservar nuestra salud.