El nivel emocional del ser humano se refiere a todo lo que tiene que ver con nuestros sentimientos. Es un aspecto de nosotros no sujeto al espacio ni al tiempo. Una emoción puede marcarnos tan profundamente que seguirá viva en nosotros sin importar el tiempo que haya pasado desde que apareció. Es posible que no recordemos la causa de esa emoción, pero ante una situación similar o que simbolice algo parecido, se despertará en nosotros la memoria de lo sentido y vivido. De ahí que el cuerpo emocional, con todas sus grabaciones y vibraciones, tenga una enorme influencia en nuestras vidas.
Al nivel mental pertenecen nuestros pensamientos, ideas, análisis y razonamientos. Permite que seamos conscientes de nosotros mismos. Tiene que ver con asumir lo que simbolizan los procesos de cambio que atravesamos a lo largo de nuestra vida. La mente es una herramienta que nos permite sacar conclusiones de los patrones de conducta y, gracias a esta comprensión, cambiar. Realmente, conseguimos sacarnos las cosas de encima cuando comprendemos los acontecimientos que nos han llevado a ello, y llegaremos a encontrar los significados a través de ordenar nuestra memoria.
Aprender a diferenciar entre un pensamiento y una emoción es fundamental. Con detenimiento observaremos que la mayoría de los pensamientos están rodeados de emociones. Muchas veces creemos que pensamos, cuando en realidad lo que ocasiona y origina ese pensamiento es un sentimiento de alegría, amor, soledad, temor, tristeza… Los bloqueos emocionales no resueltos distorsionan nuestros pensamientos haciendo que las conclusiones a las que llegamos sean erróneas.
Cuando los pensamientos y sentimientos van en la misma dirección nuestra realidad cambia. Si yo pienso y siento algo, para mí eso se convierte en real. Por eso no es suficiente con pensar algo, sino que hay que sentirlo también. Si una persona se esfuerza conscientemente por conseguir, por ejemplo, amor o éxito, pero inconscientemente siente celos o desconfianza, no logrará su meta hasta que transforme esos sentimientos.
Finalmente, el nivel más superior de organización es el supramental. Hay autores que lo subdividen en supramental y espiritual, pero por razones de comprensión me gusta más unificarlos. En este nivel de organización no es nuestro consciente o nuestra mente los que deciden, los que trabajan. Este nivel está organizado por esa inteligencia que gobierna la vida y que hace que nuestro planeta y el universo funcionen sincronizados.
¿Quién no ha experimentado alguna vez la sensación de que existe algo dentro de nosotros que nos inspira porque sí? ¿qué es lo que está sucediendo cuando tantos artistas comentan que les ha llegado de no sé dónde un poema, una canción, una pintura…? ¿qué sucede cuando nos sentimos parte de algo, que las cosas tienen un sentido y que todo eso es algo que escapa a nuestro pensamiento? ¿de dónde nos vienen las cosas que nos motivan, para las que sentimos que estamos hechos, más allá de lo que parece razonable?
¿Qué sucede cuando seguimos esa intuición sin juzgarnos y pensar en el qué dirán? ¿sin plantearnos si será posible? ¿si tiramos a la basura las creencias que nos condicionan? Que todo fluye y somos felices. En ese momento, estamos en sintonía con nuestra parte supramental.